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- Lily Asmar
- Aug 18, 2024
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a Weimar Arancibia
¿Recuerdas que cuando anochece en al-Ándalus las mujeres cantan?
Sobre los techos crece una sombra que parece fuego y mientras las calles barren el polvo del día, la penumbra anuncia la fiesta.
¿Te acuerdas de la fiesta en la que por primera vez descubrimos lo que era una fiesta?
Cuando la mujer que cantaba era mi madre,
voz de frontera,
y de sus manos salían otras tantas multiplicadoras de aplausos;
mi papá era el que bailaba con la pandereta -ya sabes cómo es mi padre-;
y ¡tus papás!
¿Recuerdas cómo estaban bailando?
Tu mamá estaba esperando a tu hermano y parecía que la vida la había sumergido.
Estábamos corriendo por el patio, iluminado a medias por los faros,
entre los bailarines jugábamos a las escondidas.
Yo era mejor que tú -aunque pongas esa cara- porque podía volverme tela, sonrisa o piedra.
Tú eras mi mejor espectador y en eso consistía el secreto de mis triunfos.
Como aquella vez en el río, cuando me preguntaste si sabía nadar -jajajajj a mí -, a mí que soy agua- y me hice espuma.
¿Lo recuerdas?...
Aplaudir, saltar, buscar, ser, reír, estar, no estar.
Cómo nos divertíamos,
cuando en la noche cerrada todos los colores y en la oscuridad,
la multiplicación de los sonidos.
al-Ándalus, la mezcla,
la eterna fiesta de los sentidos.
al-Sabika, 1333
© BAGG del poemario al-Ándalus

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