"En esta banda..."

(El mundo desde la Luna)

Los abuelos nos enseñaron la alegría de recibir a los nuestros y muy temprano aprendimos lo que era una fiesta.

La algarabía del evento comenzaba el día anterior en la cocina con la Seve, la Estela, la Flora, y tantas otras señoras que eran parte de la familia. Mientras ayudábamos pelando una cantidad insigne de alverjas y habas, podíamos observar la danza de las cacerolas entre las polleras de la papa. El olor a quirquiña, los rizos de perejil y los ajíes amarillos y colorados, veíamos incrédulas el milagro de la resurrección de los chuños y las tuntas.

El “Picante surtido” de la abuela era una obra de arte en movimiento. Se guisaba la Sajta, el Saice, la Ranga, el Ají de lengua, el Frito de pescado y el Conejo estirado. Con delicado esmero se preparaba el Chuño puthi, la Tuta rebosada, los Rellenos de papa y las Torrejas de cebolla. La Sarza de tomate, cebolla y quirquiña, y su tradicional saludo a la bandera con locotos rojos, amarillos y verdes.

La casa se llenaba de aromas que ahora, a la distancia, se hacen nombres: Dardo, Augusto, Juan, Pedro, Gerardo, Gaspar, Jorge, Eduardo, Fernando, y por supuesto Guillermo; Estela, Solange, Vannya, Coca, Mary, Carmela, Martha, Consuelo, Coco, y Blanca siempre Blanca. Todos esos nombres de mis sobrinos, por la diferencia de edad entre el abuelo y su hermana Deidamia, a quienes trato como primos, y de mis hermanos primos con quienes construyo la infancia. Una cantidad de tías y tíos que no lo son, pero lo son; de nuevas amistades que ahora juegan con nosotras.

Escucho reír, veo bailar; esas fiestas que empiezan a las 11 de mañana con salteñas, terminan a las 6 de la mañana con fricase y que en medio y cerca de la media noche presentarán el plato estrella que desatará aplausos entre los comensales.

Esas fiestas que tienen los mejores anfitriones. En las que el abuelo abrirá la pista de baile con una cueca bailada con la abuela que de pronto es “esa paloma que va volando, publicando su retiro dejando el nido”, en las que salen a la pista mis padres y mis tíos, en las que salíamos todos, incluidas nosotras, para ser parte de la sorpresa desatada que ahora nos recuerda a quienes estamos tan lejos, en tiempo y en espacio, que:

“En esta banda

Y en la otra banda

Angél Gómez es quien manda

Palomitay…”  (“El solterito” del Dúo Larrea-Terán, Los provincianos)

© BAGG

El abuelo y la abuela / El abuelo, la abuela, el tío Juan y mi madre. (Fotos del archivo familiar).