Castor: héroe y villano
- Lily Asmar

- Aug 16
- 1 min read
(El mundo desde la luna)
Para Oli
“Decía otras cosas más que no se pueden decir,
porque los loros, como los chicos,
aprenden con gran facilidad malas palabras”.
(El loro pelado de Horacio Quiroga)

Un loro parecido al Castor.
En casa de la abuela, la cocina tenía un único habitante.
No hace ruidos: habla cantado, en eso demuestra que es un igual; tampoco vuela: camina, en eso demuestra que es superior.
Había que mirar dónde se ponía el pie porque se estaba en su espacio y él tomaba como afrenta cualquier tipo de acercamiento. Era un castigo alimentarlo porque mordía y si sospechaba que se le temía: victimizaba. Le encantaba la papaya y tomaba vino, pero nada le gustaba más que la miga de pan remojada en leche.
Ni modo… había que aprender a quererlo pues la abuela lo tenía en alta estima. Todas intentamos aceptarlo y con el tiempo logró hacerse necesario, algo así como un gusto adquirido.
Hablaba fuerte y también, como todo loro, “se contaba así mismo una porción de cosas, muy bajito”. Tenía un juego cruel en el que anunciaba la entrada del abuelo gritando: “Loro”, “Betty”, “ha llegado el Ángel”; lo que hacía del Castor: héroe y villano.
© BAGG






Comments